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12/8 - 18/8
sobre 'caja de' de iván rudnitzky (2018)
el próximo viernes 23 de agosto (2019) a las 22:30 hs, en el marco del ciclo de música experimental y lecturas 'textura', que se realiza en la librería La Sede (acevedo 1182), iván rudnitzky y facundo olabarrieta interpretan 'caja de' de iván, junto a un set de tomás cabado en guitarra, objetos y grabaciones y víctor cuevas en electrónica.
iván, facundo y tomás conversamos sobre la pieza que creó iván el año pasado y que se reactualiza esta semana.
Tomás: ivo, te escribía para hablar de esta pieza? dispositivo? idea? tuya, caja de, que trajiste el año pasado a nuestra práctica de música experimental. me acuerdo que trabajamos en ella toda una tarde, a partir de un pensamiento que habías traído, y que juntos llegamos a definirla, caminando desde mi casa hasta el jardín botánico. es una pieza especial porque, después de que hablamos un montón de ella, en realidad nunca fue escrita entonces quedó en la oralidad. aunque yo la conozco, quería pedirte si podías describirla, para empezar a hablar de ella desde ahí.
Iván: Me acuerdo que la pieza (dispositivo suena mas acertado) terminó efectivamente de armarse de camino al lugar donde la haríamos, algo que me hace pensar un poco en Manfred [Werder] y sus planteos de locación y de ocupar ese espacio con potencialidad absoluta; irradia tanto, que el solo dirigirse hacia ese lugar ya es todo un acontecimiento.
Basicamente: dos interpretes. Pueden generar sonido como deseen. La pieza tiene dos momentos: la preparación del material y la actualización del mismo. Uno escribe música, otro escribe un recuerdo, y luego intercambian materiales y los actualizan en simultaneo: quién escribió el recuerdo interpreta la música que recibe del otro, quién escribió la música lee el recuerdo del otro. Termina cuando termina.
Tomás: sí, pienso que es mejor llamarle dispositivo que pieza. digamos, cuando uno escribe una partitura entonces se confronta personalmente con lo que dice y lo que no dice, porque está escribiendo en un entorno cerrado que es la partitura. pero cuando uno explica una idea, un concepto para hacer algo, lo hace frente al otro, y eso no es un entorno cerrado, de algún modo la explicación requiere del cuerpo del otro y ya no es tan autónoma la idea como en una partitura, depende bastante de la circunstancia. aún así uno puede ver que la idea tiene su forma y claridad sin estar escrita.
digo esto porque recuerdo que nosotros, cuando la hicimos solos allá en el botánico, fuimos muy precisos con lo que nos escribíamos: cada cual escribió apenas unas líneas, apenas unas melodías, y las longitudes coincidían bastante entre ellas, o al menos las hacíamos coincidir sin esfuerzo. y bueno, justo una música puede ser larguísima, puede estar hecha de mil cosas. en cambio lo que había que escribir en palabras, un recuerdo... el recuerdo se parece a un eslabón: es encadenable pero uno sabe hasta dónde cuenta un recuerdo y cuando ya empieza con otro. además el recuerdo está hecho de una materia muy particular, me encanta que hables de él como material. qué tiene el recuerdo en ese sentido que te hizo ponerlo como, digamos, objeto de intercambio de una música dentro del dispositivo?
Iván: Siento que recuerdos es lo que la gente genera, o produce, como lo más natural del mundo, algo muy artesanal. También hay algo en cuánto recordamos, con cuanta exactitud, y cuáles recuerdos salen a la superficie cuando invocamos el recordar; hay un historial más a mano pero lo fácilmente accesible no es lo único. Ni hablemos de la experiencia de recordar la experiencia de recordar. La profundidad no tiene fin. Me gusta lo de los eslabones, me gusta esa delimitación, me hace acordar un poco a esas grandes rondas de gente tomadas de la mano.
Los recuerdos se parecen mucho al sonido, irrumpen y se disuelven en el silencio de la misma manera. Y hay algo que me hace pensar que la sustancia de las personas tiene mucho que ver con los recuerdos; que si las personas suenan es a través de sus historias, y la persona entonces es como el silencio, una matriz donde esta la potencialidad de que brote el recuerdo como el sonido puede surgir de entre el silencio. Tenemos voces movimientos miradas y acciones, pero siento que en el área de la consciencia acumulada aparece el timbre de cada cual.
Tomás: no deja de haber dos instancias muy marcadas en tu 'dispositivo' (ya lo tengo que poner entre comillas porque ahora se me hace raro, impersonal). la de escribir tu recuerdo y la de leer el recuerdo del otro (lo mismo pasa con la melodía). es todo un campo de intercambios entre estas dos personas que se sientan a hacer esto: poner en tu voz las palabras de otro y oír de otro tus palabras. pero lo interesante es que también uno recibe una melodía que está ahora en paralelo al recuerdo suyo, que ahora escucha en la voz del otro.
a mí me pasaron cosas lindas haciendo tu pieza, sobre todo mientras escribía mis recuerdos. porque trataba de centrarme, de escribir algo fielmente, no en el sentido de la reconstrucción de un hecho sino de escribir sólo lo que me acuerdo, y de alguna manera tratar de no performatearlo ya desde la escritura. me ayudó mucho que estuviéramos relativamente solos, es decir, que nadie nos estuviera mirando específicamente. ese día, después, hubo eventos fuertes como el de la señora que se nos acercó para vendernos pañuelos justo al terminar. quería saber qué habías sentido vos cuando la estábamos haciendo y qué te pasó después.
Iván: Las músicas expuestas, silenciosas, me hacen sentir gran presión, la responsabilidad es gigante. Se pone de relieve el intérprete en su totalidad a través de esa fidelidad de la que hablabas, el acercamiento económico tanto al sonido como a la memoria, esa actitud, algo que veníamos trabajando con las piezas de [Antoine] Beuger y Werder. Y los recuerdos como material fueron una gran ayuda para poder estar en esa actitud, confiarlos al otro. Esto de música y recuerdos que se acompañan pero no como fondo y figura sino como un simultaneo a través de, simple y sin florituras. explorar los recuerdos a través del sonido del otro, explorar el sonido a través de los recuerdos del otro. me dio tranquilidad.
La intervención de la señora me hizo pensar mucho en los límites de la pieza. Entre memorias y músicas que escribimos, las músicas las olvidé, los recuerdos que conté los olvidé, algunos de tus recuerdos los recuerdo (asado y naranjas), pero lo que más vivamente recuerdo es la llegada de ella y su hijo, cosas que dijo, algunas de nuestras reacciones, saber que se estaba filmando, el sol en ese momento, no recuerdo si compramos pañuelos o no. Irrumpió de repente el momento presente con todo, lo cual me parece justo. Me parece que las piezas que trabajamos en general son como un juego, y cualquiera puede sumarse a un juego, en especial si es simple, y es claro que lo que tiende a interrumpir el juego no sería parte de ese juego y depende exclusivamente del juego cuales son esos límites. ese momento incierto en que lo externo entra: podemos seguir jugando a ver si podemos interactuar e integrar lo externo al código del juego, como convenciéndolo de integrarse al plano lúdico, y quizás de hecho sucede esa integración y los bordes entre uno y otro se difuminan un poco. y a veces el juego se detiene. Y lo que mas recuerdo fue ese momento particular, lo que excedió a la pieza.a mí me pasaron cosas lindas haciendo tu pieza, sobre todo mientras escribía mis recuerdos. porque trataba de centrarme, de escribir algo fielmente, no en el sentido de la reconstrucción de un hecho sino de escribir sólo lo que me acuerdo, y de alguna manera tratar de no performatearlo ya desde la escritura. me ayudó mucho que estuviéramos relativamente solos, es decir, que nadie nos estuviera mirando específicamente. ese día, después, hubo eventos fuertes como el de la señora que se nos acercó para vendernos pañuelos justo al terminar. Quería saber qué habías sentido vos cuando la estábamos haciendo y qué te pasó después.
Tomás: es interesante que menciones al silencio como circunstancia de exposición o vulnerabilidad, y la idea de los límites de la pieza. las piezas que contienen estos grandes silencios (nosotros escribiendo ocupamos más tiempo que nosotros leyendo en esta interpretación) plantean para mí la cuestión del límite: cuánto silencio antes de dejar de percibir la música, antes de olvidarnos que estamos en una situación musical. pero también estos límites de los que hablás vos: cuándo empieza a ingresar el mundo externo. en esto de contar nuestras historias parecía haber un signo que invocaba desapercibidamente otras historias. y esto ingresó fuertemente aquella vez.
la realización la estaba filmando carolina [battaglini] y justo cuando ya habíamos encontrado el final, antes de que ella corte, apareció esta mujer con su hija, en una situación tan vulnerable que difícilmente podía terminar de explicarnos porque se quebraba en llanto. nosotros haciendo esta cosa casi privada en un espacio público, y ella viniendo a vender sus pañuelos en esa circunstancia tan difícil. la situación se me hizo muy rara, creo que quizás por eso pensé que no sería bueno que eso aparezca como parte de la realización en la documentación del video, en principio por respeto a ella pero también porque de pronto eso no parecía poder entrar ahí sin ejercer cierta violencia a ambas partes: la pieza en sí y la historia de ella. aunque la exclusión de aquello también es problemática...

agrego esta pregunta a facu, ya que se acerca la fecha en que van a hacer una versión ustedes dos. hace poco contaste que esta idea te despertó algunas preguntas sobre lo que es recordar, y cómo lo hacés vos tanto por fuera como por dentro. quería que nos lo cuentes por acá, y que nos digas qué preguntas te surgen para interpretar esta pieza en el contexto de un concierto.
Facundo: ¿Qué me pasa cuando recuerdo? Un recuerdo pareciera ser algo de lo que dejamos en el camino. si existir es ser vulnerable, el recuerdo es la cicatriz de nuestra existencia (sin connotación negativa, es decir: huella). El recuerdo es una marca en el camino, así como en dirección contraria la amistad es una isla en el futuro, etc. Lo que sea que recordamos nos influyo de alguna manera, y si tuviésemos qué decir que es la vida, qué es el mundo, encontraríamos alguna respuesta (hay otras, en todo lo que no recordamos, y otras, en toda la experiencia del mundo que no nos pertenece) en nuestros recuerdos. otra pregunta seria ¿qué me pasa cuando escribo un recuerdo? entonces solo tengo mas preguntas. ¿cúal es el limite de un recuerdo? ¿qué es el adentro y el afuera en un recuerdo -ya que el recuerdo esta por entero dentro nuestro-? ¿qué me atrevo a escribir? hay recuerdos tapados por años de olvido, muchas veces adrede, y que no deseo escribir. Hay recuerdos recurrentes gastados y que perdieron su brillo, pero por alguna razón nuestra mente vuelve una y otra vez a ellos. Sin embargo es interesante lo que ocurre al poner en movimiento "la máquina de recordar", toda un espesor, una aventura de la reinvención del pasado que parece inagotable. Luego de despegarme de mis recuerdos recurrentes y de mis recuerdos reprimidos, me encuentro en estado de alegría ante los nuevos recuerdos que brotan de mis experiencias olvidadas.
Queda por delimitar la parte mas formal del qué del recuerdo.
¿qué pienso respecto de esta pieza en una situación de concierto? en realidad me dan curiosidad dos cosas. primero: ¿por qué es acompañado por una melodía? podría haber sido emparejado con otro recuerdo, con una grabación (otra manera de recuperar el pasado, y de incorporar otros espacios y tiempos a un aquí y ahora), con una acción, con la construcción o destrucción de cualquier cosa. Todo depende de la relación que se establezca entre estos dos discursos que dialogan entre sí, de la intención de la pieza supongo. En ese sentido creo que me gustaría explorar el potencial de la pieza como punto de partida para variaciones posibles. Otra pregunta que tengo es por qué solo dos personas, y no tres, o el público. y si la cantidad de personas altera la calidad de las actividades a realizar (esto ya lo hablamos cuando surgió la pieza, el año pasado). De la actualización en sí misma siento que genera un ritmo tan particular y hermoso, actos acompasados y al unísono, entrelazados, cada uno completa lo que inició el otro, que es muy diferente a que cada uno discurra por caminos paralelos. Y este acompañarse surgiendo cíclicamente del silencio.
Esto es lo primero que se me ocurre al respecto.